Sobre nosotros

Juventud y pasión en estado puro

¿Es buena idea mezclar trabajo y amistad?
En Diciembre de 2016, Miguel Sanguino y Javier Caudevilla crean Aceites Alía, una empresa dedicada a elaborar aceites que reflejan la fuerza de la aceituna y sus matices pero con un enfoque y presentación diferentes. Miguel comenzó con los aceites en el año 2012 después de una pequeña producción para amigos de tan solo 800 botellas. Ese año se sentaron las bases de lo que serían los aceites de la futura empresa de Aceites Alía, el cuidado en la recogida siempre a mano, el transporte diario hasta la Almazara, la molienda en frío bajo unos controles de limpieza muy exhaustivos y el filtrado manual el mismo día de la molienda.

El proyecto realmente nace con la entrada de Javier en el año 2016 aportando valor desde el campo y su experiencia en el cuidado de este. La naturaleza y la agricultura le han acompañado desde la infancia gracias a su familia y con el olivo es lo que le ha hecho finalmente fusionarse con el campo.

Un aceite de estrella Michelín

Desde entonces se apostó por la plantación de variedades singulares en los terrenos pedregosos de la finca “Cascajos” en la comarca de las Cinco Villas en Zaragoza.

El proyecto se vuelca no solo en la producción de aceite sino que también apuesta por la recuperación y consolidación de variedades en peligro de extinción, una labor que en sí misma da más valor a un producto cada día más expandido y más popular.

Como una empresa pequeña que da sus primeros pasos, la implicación de los dos socios con el proyecto es total entre los dos cultiva la tierra, vigilan los olivos a diario y se cuida cada detalle en la bodega además de las labores administrativas, comerciales y de relaciones públicas.
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